
Lesiones de rodilla en el deporte
La patología deportiva de la rodilla incluye lesiones relacionadas con la práctica de un deporte o actividad física, bien por un acto o gesto brusco que se produce durante la práctica deportiva o bien por la actividad continuada de una actividad física.
Aunque la englobamos bajo el nombre de patología deportiva, obviamente hay actividades físicas no deportivas que pueden provocar el mismo tipo de lesiones: actividad laboral, ocio, etc.
Generalmente afecta a rodillas sanas, sin enfermedad degenerativa o artrósica, y por tanto a personas jóvenes o de edad media. Aunque hoy en día el deporte no está restringido a ninguna edad, y podemos encontrar este tipo de lesiones también en pacientes mayores.
Las estructuras de la rodilla que se pueden afectar son los meniscos y los ligamentos:
Los meniscos. Son una especie de almohadilla que amortigua el peso del cuerpo en las rodillas. Hay dos meniscos en cada rodilla, uno externo o lateral y otro interno o medial. Son muy importantes para evitar la sobrecarga del cartílago; si se extirpan aumenta considerablemente el riesgo de padecer una artrosis precoz.
La rotura de menisco produce dolor, derrames y en algunas ocasiones bloqueos de la rodilla. Su tratamiento está enfocado a preservar la mayor parte del menisco posible, y se ha de realizar lo más precozmente posible, aunque sin carácter de urgencia. Se realiza mediante una artroscopia de rodilla, que consiste en la introducción de una cámara de video en la rodilla por un “portal” (una incisión de apenas 1 centímetro de longitud) y del instrumental necesario por otro portal. Según el estado del menisco, la intervención consiste en resecar un fragmento del mismo (técnica denominada meniscectomía) o en suturar la rotura.
Los ligamentos. Son estructuras que sujetan y estabilizan los huesos de la rodilla (fémur, tibia y rótula). Su lesión puede consistir en un esguince leve, que no precisa tratamiento quirúrgico, o en una rotura, que produce inestabilidad de la rodilla (la rodilla está “suelta”, se tiene la sensación de que “se sale de sitio”); en la mayor parte de rotura de ligamentos la intervención quirúrgica es ineludible.